Sed que nunca se acalla y siempre brota
Morbosa fuente de raíz remota
Torrente fiero que me arrastra errante
No reposa ni duerme ni un instante
La locura que traza mi derrota
Vencido por la sed que no se agota
En un desierto vivo delirante
Febril mi mente y mi garganta seca
Siempre envuelto del agua que no calma
Suspiro ávido en mi camino ciego
Como el moro camina hacia la Meca
Buscando la tranquilidad del alma,
Sediento de paz, de fe y de sosiego
Madrid 1975
Es la condena del verdadero poeta. Lo veo un pelín forzado al final usando tanto la sed como motivo de la ansiedad, pero me gusta mucho!
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