Me gusta subir
A este monte que humilde viste
Labiérnagos, lentiscos y retamas
Donde mi espíritu
Se sumerge enamorado y triste
Pero reconfortado por la luz de la mañana.
No entenderé nunca cómo pudiste
Cercenar de raíz
toda mi alma
Hundiéndome la vida
Que tú misma me diste
Haciéndola para siempre desgraciada.
Hundiéndome la vida
Que tú misma me diste
Haciéndola para siempre desgraciada.
Aquella canción que desde que tú te fuiste
Resuena en mis oídos
Cruel y desgarrada
Buscando algún consuelo si es que existe
Se une aquí
Con estos madroños y con estas jaras.
Madrid julio de 2012
Vuelves al estilo más habitual y desgarrador. ¡Me gusta más cuando estás más contento!
ResponderEliminar