Brilla el rocío
Sobre la yerba
Con reflejos tornasolados
Al clarear el día.
Se inicia el alba
Con su embrujo acostumbrado
Y un olor de aires límpidos
Se extiende por el valle
Dormido todavía.
Comienzan a mecerse
Las hojas de los árboles
En la ribera del río
Recién amanecido.
Y en la nueva mañana
Se va transformando
Poco a poco
El precedente escenario.
La sombra de los álamos en el suelo
Es difusa aún
Como mis pensamientos.
Y el sol entre los fustes va subiendo
Mientras los pájaros saltan
Alegres de rama en rama.
Y pienso en ti, en nosotros…
Y en esta luz matutina
Que siempre me incita
A seguir y seguir amándote
Como aquella mañana
En la que nos conocimos y enamoramos.
Sierra de Madrid, Octubre 2000
Es una preciosidad abuelo. Digno de los más grandes.
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