martes, 26 de junio de 2012



No añores amapolas en invierno
No busques la luz del día siguiente
Ni el sendero que nunca anduviste.
Aprende a naufragar feliz
Todos tus atardeceres.

El viento besa
Las ramas altas de los chopos
Y el murmullo de sus hojas
Armoniza con el sonido del agua
En la curva del río.
Mira cómo zigzaguean las libélulas
En el cañaveral
Y cuántas veces se posan en el aire.

Borra por tanto
Los nombres de las flores
Y procura que tu paso
No marque huellas
Sobre el polvo encantado del camino.
Verás que las veredas se bifurcan,
Ascienden, serpentean…
Llevando hacia las montañas
La dulce mansedumbre
Que emana de la piedra
Humedecida en la alameda.

Deja pues, que el aire te envuelva
Y el agua fluya a tus pies
Para que tu amor,
Viajero en barco de papel,
Siga navegando y repose sereno
En esta noche sin luna.

                   Madrid, Octubre de 1986

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