I
A
mi hija María
Quisiera, hija mía, poder
Sumergirme en tu mundo de magia,
Y mirar con tus ojos sin polvo
Tu camino pobladito de hadas
Renacer en tu juego sin horas
Soñar tus ensueños de infancia
Desde el campo de luz y alegría
Donde yo de pequeño jugaba
Volverme contigo infantil
Arribar a la orilla encantada
Donde vive alegre el caracol
Entre el rudo son de la chicharra.
Madrid 1980
II
A su hija Paula
Era, desde luego,
Como un gurriato cuando nació
Y ahora que tiene quince meses
Es bonita, dulce y serena.
Huele como el espliego
Y tiene unos mofletes
Que algún día
Aunque, a escondidas,
Le morderá
suavemente, si es que puede,
Éste, su abuelo.
Madrid 2012
Papa!!!!!!!!que me da un ataque de alegria!!!!!!!me encantaaaaan las dos!!!!son preciosas!!!!gracias gracias gracias!!!!estoy emocionada!!!!muacssss!!!!
ResponderEliminarEs para estar orgullosa, María. Abuelo, sé que esto no es nada estético, ¡pero eres la leche!
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