A mi padre
Amarillo de abeja,
Cirio apagado, vencido,
Roca viva muriente,
Vete.
Que tu ceniza vuele grises planetas
Que la sombra eterna tu soplo acoja
Que tu alma neta, sola navegue;
Pero tápame tu cara amarilla,
Preludio de tu muerte.
Deja que guarde tus blancos dientes,
Deja que escuche tu risa fresca, tu gruesa boca, tu voz caliente.
Deja que grite y llore tu piel entera,
Tu cuerpo sano, tu humor valiente.
Puedo ver tus arrugas,
Tu andar cansado, tu triste suerte;
Pero tápame tu cara amarilla,
Tortura de mis sienes.
Jerez, Agosto 1961
Es precioso, pero duro de verdad!!
ResponderEliminarMortal de necesidad
Papá este poema es una joya. Tan gráfico, tan duro, tan ... tú. Sigue publicando que me encanta leerte.
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