Mi fe
Los cerezos japoneses de la plazuela
Empiezan ya a florecer este invierno
Resurge ahora su habitual naturaleza
Dando la alegría a mis pensamientos
Cautivados por la maravillosa fuerza
De esa mágica vida en la que sí creo.
Estas flores tan precursoras y plenas
Igual, lo mismo que las del almendro
Anuncian que la tierra no está yerma
Y que gusta de desvelar sus secretos
Sin necesidad de cosa tan inconcreta
Como la póstuma vida para crédulos.
Madrid 28 de
febrero de 2020
Los cerezos, los almendros y los prunos, que se renuevan cada año alegrándonos la vista.
ResponderEliminarEn casa -que espero conozcáis pronto- tenemos también unos maravillosos jazmines de invierno que llenan de flores y aroma los alrededores.
Besos
Esa mágica vida en la que sí crees, papá, te hace hoy sentarte de nuevo en tu ordenador, después de esta experiencia de hospital que has vivido los últimos días, para recordarte lo mucho que todavía, tienes por entregarle al mundo en forma de versos.
ResponderEliminarPensar, en momentos de angustia e incertidumbre durante tu estancia en el hospital en esta terrible crisis sanitaria que nos azota, que me iba a quedar sin tus versos, me rasgaba el corazón.
Cuántas ganas tengo de que tus manos comiencen airosas a atrapar lo que tu corazón ha sentido estos días. Cuántas reflexiones, cuántos pensamientos, cuántas sensaciones extrañas habrás vivido. No te las quedes, no nos prives de conocerlas. Atrápañas en tus versos para nosotros.
Gracias papá. Gracias por volver.
Te quiero
Me gusta mucho de esta poesía, la elegancia y la sutileza al describir la vida mágica de la naturaleza, plasmada en las flores de cerezos y almendros. Bravo!
ResponderEliminarQué poquito falta ya para que leas estos comentarios, papá
ResponderEliminarQué ganas tengo de que vuelvan tus poemas.
Te quiero padre
Hola Padre, espero que ya lo puedas leer y sepas que estoy intentando hablar contigo. Te he llamado muchas veces pero no para de comunicar el teléfono
ResponderEliminar