He sentido tu piel en mi sangre
He escondido mi sed en tu alma
Y he buscado la mía en tu carne
He soñado recordando al instante
Mis afanes perdidos en guantes banales
Mis ansias ocultas en negros caminos
Mis gritos lanzados en calles de nadie
Pero era tu risa de labios confusos
Tu amor inconcreto
Tus ojos rizando mil mares
Rasgando sin duda otros cielos
Madrid 1989
Abuelo, me encanta el poema, especialmente la metáfora con la planta y el juego de paradojas del principio. Disculpa la tardanza de comentarte pero he estado realmente ocupado con exámenes y tareas pendientes. A partir de hoy te comentaré como siempre para seguir dándote trabajo.
ResponderEliminarUn beso,
Alberto.