Me pides, María,
Que te componga un poema;
No me parece difícil ni complicado
Porque tú, para mí, has sido siempre
Pura y mágica poesía.
Aquella niña pequeña
Con la que, cada quince días,
Podíamos disfrutar juntos
Por los jardines de la ciudad universitaria
O del retiro
O en el jardín botánico
Haciendo deporte
Y después, como premio, te guisaba esos arroces
Que tanto te gustaban.
O cuando te enseñaba
La casa de juguete
Que estaba haciéndote
Junto a la mía.
Era todo un cuento de hadas
¡Para los dos!
Han pasado unos cuarenta años.
Yo me conservo entero
Y tú te has convertido
En una mujer casada
Con cuatro hijos
Que trabaja con creatividad
Muy profesional y entregada
Orgullo de tu padre
Y de quien tenga la suerte
De conocerte.
Vas por el mundo
Dando conferencias
Sobre liderazgo y cómo se puede triunfar.
Eres una de las mujeres
Como tantas otras
A las que la humanidad
Reconoce como el emblema
De la cultura occidental.
Un beso, hija mía
Madrid 6 de diciembre de 2019
Papaíto mío,
ResponderEliminarYo te pido poemas y tú me pides con tesón que sea tu más firme seguidora.
Y desde aquella casita de juguete y desde aquellos arroces que todavía saboreo, hemos sabido entretejer, a pesar de los volcanes sin cráter, una relación única padre-hija, hija-padre, que nada tiene que ver con las tradicionales y que envidian las tradicionales por su profundidad y por lo única que es.
La poesía, tus poemas, tu blog, nos ha permitido comunicarnos de una manera única y hermosa, libre, sin corsés, donde yo puedo admirar tu universo interior, y donde tú puedes expresarte y entregarle al mundo el don que tienes al escribir poemas.
Me ha gustado muchísimo este regalo que me haces. Si yo soy para ti pura y mágica poesía, y si soy orgullo de mi padre, entonces YA me has dicho todo, padre.
Gracias por tu cariño
Gracias por regalarme este poema.
Gracias por quererme.
Gracias por escribir poesías.
Gracias por tu sensibilidad infinita.
Y Gracias por escribir los 2828 poemas que todavía te quedan por escribir
Te quiero y te voy a querer SIEMPRE
Como superar lo que aquí dice María... Te quiero padre
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