lunes, 25 de noviembre de 2013


 EL TEJÓN

En un bosque de hayas y robles había un grupo de tejones amigos que no les gustaba que se acercaran otros tejones a su territorio. Por eso, con sus heces y su orina señalaban el terreno por donde pasaban como hacen los perros.

Don hocico era el jefe de la manada y con su pareja doña rayada todos los años tenían una camada de cuatro o cinco tejones jóvenes ( Por cierto que nacen ciegos y sin pelo pero son cuidados por su madre que los amamanta y asea en la tejonera ).

Aquí quería llegar, queridas nietas, porque las tejoneras, que los tejones escarban con su hocico, están consideradas como las catedrales del reino animal. Las hay con centenares de metros y lo más asombroso con varios siglos de existencia pues los tejones las van cediendo a sus hijos dominantes de generación en generación.

Es difícil ver a los tejones pues sólo salen al anochecer y eso siempre que no haya mucha luz de luna, pero existen en la fauna española aunque estén algo amenazados de extinción.

Y lo que también se ha extinguido es este cuento sobre los tejones y sus madrigueras; ya no cabe ni el colorín colorado.

 

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