lunes, 19 de marzo de 2012

Camino del collado, todavía lejano,
Me gusta pasear junto a los tupidos pastos
Por las altas veredas del monte
En este paisaje despoblado, sin árboles.
Mientras despunta el amanecer
Siento la brisa matutina
Acariciando mi rostro bien curtido
Por estos límpidos aires serranos.
La mañana es fresca, sin brumas,
Y un vientecillo suave recorre las cimas
Y reverbera sobre la yerba escarchada
A la que se asoma un sol aun tímido
Que intenta desnudar
Su blanca y brillante cubierta.
Froto mis manos un poco entumecidas.
Respiro hondo y el aire frío en mis pulmones
Mantiene mi mente bien despierta.
Pronto subirán las vacas a pastar
Y podré charlar con Liborio el viejo pastor
Que siempre me cuenta de sus viajes a Cuba
Cuando fue marinero alegre
Y tuvo novia caribeña.
Ahora vive aquí, siempre contento, en la sierra.
Ya suenan las esquilas por el sendero.
Liborio se acerca
Y hora es ya de guardar lápiz y papel
Para cambiar las palabras escritas
Por la conversación mucho más interesante
De mi amigo, hoy diligente pastor,
Que en otro tiempo circunnavegó el mundo
Y conserva de sus tiempos de navegante
Su afán de aventuras en esta desnuda tierra.    

                                  Miramar agosto 2011

1 comentario:

  1. A mi últimamente también me gusta mucho describir mi alrededor, aunque ojalá lo hiciese tan bien como tú.
    El poema es como una sopa caliente en invierno, sienta bien!
    Un besazo de tu nieto!

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