Fue ese atardecer
En aquella hermosa puesta de sol
Con nuestras manos entrelazadas
Cuánto palpitaba nuestro corazón
Tu cabeza en mi hombro reclinada
No hablábamos palabra ni tú ni yo
Para no perder del momento nada
La naturaleza en todo su esplendor
Fundiendo las mentes enamoradas
Nos parecía que nuestro alrededor
Como con sutil aroma de albahaca
Por el etéreo aleteo de un ruiseñor
Al cielo eternamente se trasladaba
Envolviéndonos en el mágico amor
Entre polícromas burbujas de plata
Madrid 6 de diciembre de
2020
No se como se me pasó esta preciosa descripción de aquel momento maravilloso. Que bien captado.
ResponderEliminarPapá, ¡aquí estoy! ¡he vuelto!
ResponderEliminarBueno, comienzo comentando ésta: ¡P-R-E-C-I-O-S-A!
Me encanta como describes ese instante, ese momento sin palabras de los enamorados, simplemente estando, simplemente contemplando. Precioso, sencillo, visual, me he teletransportado yo misma a ese lugar.
Me ha gustado muchísimo lo de que no hablaban para no perder del momento nada. Me ha gustado que pongas "nada" al final de ese verso. Qué delicado.
Y la última estrofa, qué bonita. Me ha gustado lo de trasladar el alrededor hasta el cielo.
Eres un artista padre!!