Mi hijo Pedro y yo
Como en un juego
Nos miramos, a veces, A través del espejo.
Yo busco su imagen virtual
Allí dentro
Y él me responde también de igual modo.
Dialogamos entre risas de esta manera
Con el espejo
Siempre por medio
Trasmitiendo
Nuestras burlas y nuestros gestos
En su papel de impasible y mudo compañero
De vez en cuando
Interrumpimos este diálogo
Para mirarnos cara a cara realmente
Y lo real y lo virtual nos envuelve
Algo mágica y misteriosamente
En el laberinto sin alma
De los mundos enigmáticos
De los cristales de plata
Permanecemos un rato en silencio
Casi sin darnos cuenta
Un poco sobrecogidos
Como suspendidos en un extraño vacío
Suspiramos profundamente luego
Y proseguimos alegremente el juego.
Miramar agosto 2011
Este poema ya lo leí con María haciendo el blog y dudamos de ponerlo como presentación porque era buenísimo. Me encanta cuando juegas escribiendo abuelo. Un abrazo a Pedro y a ti.
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